Acerca de este blog:

El Blog de Lengua y Literatura de 5to. año Ciencias Naturales funciona desde octubre de 2009 y se propone como un espacio didáctico subsidiario de la actividad realizada en el aula, que desde sus diversas utilidades contribuye a optimizar, complementar y diversificar las tareas vinculadas con el proceso de enseñanza- aprendizaje.

Sus objetivos específicos son:

· Poner a disposición de los alumnos el material didáctico de la materia, a través de un medio práctico, novedoso y económico.

· Servir como herramienta alternativa para el desarrollo de actividades que contribuyan a afianzar y profundizar la formación de los alumnos y a estimular tareas de investigación en los temas de la materia.

· Posibilitar el acceso a material gráfico y audiovisual vinculado con los temas del programa de estudios, así como también a otros blogs o páginas web relacionados.

· Posibilitar el establecimiento de un vínculo entre los alumnos, y entre ellos y el docente, que, por fuera del ámbito escolar, les permita exponer e intercambiar sus aportes personales al estudio de la materia, sus opiniones e impresiones, y asimismo tener acceso a información útil acerca del desarrollo del programa de estudios.


Prof. Natalia Biancotto


jueves, 1 de octubre de 2009

Ficha de Cátedra N° 1

Lengua y Literatura III – 5to. año Ciencias Naturales


FICHA DE CÁTEDRA N° 1: Martín Fierro, de José Hernández.

El gaucho Martín Fierro (1872) – La vuelta de Martín Fierro (1879)


Introducción

Martín Fierro es un poema narrativo del escritor argentino José Hernández (1834-1886). Se inscribe dentro de la literatura gauchesca y, más específicamente, del llamado género gauchesco, según la definición que propone la crítica literaria Josefina Ludmer.

Consta de dos partes: la primera, de 1872, titulada El gaucho Martín Fierro, y la segunda, publicada siete años más tarde, en 1879, con el título de La vuelta de Martín Fierro. Ambas partes del poema se unen recién en 1910 en forma de libro.

El gaucho Martín Fierro se divide en 13 cantos. Por su parte, La vuelta de Martín Fierro consta de 33 cantos, respondiendo a una simbología cristiana, según declara el personaje de Fierro hacia el final del poema: “Estos son treinta y tres cantos/ que es la mesma edá de Cristo” (Vuelta, vv. 4863-4864).

Según intención de Hernández, ambas partes conforman un único libro, el Martín Fierro, a pesar de lo cual se observan grandes diferencias entre la primera y la segunda parte.


Difusión y recepción del poema

Uno de los contrastes que se pueden señalar entre la primera y la segunda parte del poema tiene que ver con la recepción que tuvo cada una. La vuelta de Martín Fierro (1879) no consiguió despertar el mismo interés entre el público que su primera parte, El gaucho Martín Fierro (1872) – también conocida como “La ida”-, que tuvo un éxito inmediato no sólo entre la gente de la ciudad sino entre los mismos gauchos. Fue tal el éxito de ventas que suscitó esta primera parte del poema, que llegaron a editarse 48.000 ejemplares, como afirma el propio Hernández en el prólogo a La vuelta:

Entrego a la benevolencia pública, con el título “La vuelta de Martín Fierro”, la segunda parte de una obra que ha tenido una acogida tan generosa, que en seis años se han repetido once ediciones con un total de cuarenta y ocho mil ejemplares. (Hernández, J. “Cuatro palabras de conversación con los lectores”, 1879.)

Ambas partes se editaron como folleto, un tipo de publicación económica, impresa en el mismo papel con que se envolvían las mercancías en los almacenes, y destinada a la circulación popular. El gaucho Martín Fierro era un folleto de 78 páginas y tapas azules, que se vendía a 10 pesos y se agotó en dos meses. Así era anunciado en el diario porteño La Pampa, el 12 de enero de 1873: "se comenzó a repartir un folleto titulado El gaucho Martín Fierro, escrito en verso en estilo gauchesco por José Hernández, ex redactor del diario El Río de la Plata y ex ministro de Gobierno de Corrientes".

Los gauchos compraban los folletos en los almacenes de campo y en las pulperías. En 1881 el ex presidente Nicolás Avellaneda escribe: "uno de mis clientes, almacenero por mayor, me mostraba ayer en sus libros los encargos de los pulperos de la campaña: 12 gruesas de fósforos, una barrica de cerveza, 12 Vueltas de Martín Fierro y 100 cajas de sardinas".

En 1873, el sueldo de un peón rural rondaba los 150 pesos y muy pocos sabían leer. ¿Cómo pudo entonces el Martín Fierro llegar a ser conocido por tantos gauchos? “En las pulperías siempre había una copia del folleto y un lector, quien lo cantaba a los demás. Pronto se impuso la figura del recitador y cantante profesional, un payador que declamaba el poema acompañándose con su guitarra", destaca la filóloga Élida Lois.


“Poesía de los gauchos” y “poesía gauchesca”

Jorge Luis Borges fue el primero en señalar la diferencia que existe entre la “poesía de los gauchos” y la “poesía gauchesca”. El primer concepto se refiere a la producción oral de los payadores, improvisadores del campo, cuya poesía era anónima y colectiva (ningún autor “firmaba” esos poemas, ya que se producían en la improvisación de las payadas), se transmitía en forma oral y narraba sucesos y sentimientos vividos por los mismos gauchos. Por su parte, el segundo concepto define la producción escrita de intelectuales y personas cultas de la ciudad, que usaron la voz del gaucho para escribir poemas.

En la poesía gauchesca, el escritor letrado construye su poema recurriendo al “como si”: hace como si hablara un gaucho. Usa los rasgos específicos de ese lenguaje oral de los gauchos para –en la mayoría de los casos- difundir sus propias ideas políticas.


El género gauchesco

Josefina Ludmer define el género gauchesco como “el uso letrado de la voz del gaucho”.

Este género original de nuestra región está escrito en verso, por un autor letrado que no escribe en su lengua sino en la de los gauchos, y lo hace con una determinada intencionalidad política y/o social.

Los autores letrados pretendían influir ideológicamente sobre su público. El modo de asegurar la llegada de sus obras a la población rural era justamente expresándose en su misma voz. Por otra parte, los habitantes de la campaña eran, como se ha visto, personas de bajos recursos, motivo por el cual los escritores publicaban sus poemas gauchescos en económicos folletos y de este modo se aseguraban la circulación entre la población rural.

En el género gauchesco, literatura y política están intrínsecamente asociadas, se trata de una literatura política, de un género político-literario. Surge con las guerras de la Independencia en el Río de la Plata. Las primeras composiciones son las del uruguayo Bartolomé Hidalgo, que actuaron como propaganda política en contra del ejército español, exaltando al ejército patriota.

El género resultó tan eficaz que, una vez finalizadas las luchas por la emancipación nacional, siguió presente, estrechamente vinculado a los acontecimientos políticos que se fueron desarrollando en el país.

Durante el predominio rosista, el género gauchesco giró en torno a la disputa entre federales y unitarios, y fue utilizado por los primeros para exaltar la figura de Rosas, y por los segundos, para censurarla.

Las obras de Hernández corresponden a la última etapa de la poesía gauchesca, también llamada “gauchesca social”, dado que el lamento por la triste condición del gaucho trasciende la historia individual de Martín Fierro y atañe a la de todos los gauchos. Dice Fierro: “pues son mis dichas desdichas / las de todos mis hermanos” (Vuelta, vv. 4877-4878).

La vuelta de Martín Fierro es la obra que clausura el género gauchesco, ya que después de ésta no volverá a aparecer en la literatura la voz del gaucho cantando en primera persona los avatares de su vida.

Una de las hipótesis que buscan explicar este cierre del género propone que para la época en que se publicó La vuelta, el gaucho estaba prácticamente extinguido y ya no constituía un “problema”.

El género gauchesco se funda entonces sobre el problema del gaucho. Lo que se discute es el lugar y la función que debe ocupar el gaucho en la sociedad. En el género gauchesco se debate para qué sirve el gaucho, qué lugar debe ocupar, cómo usar su cuerpo, qué leyes lo deben regir y a quién debe subordinarse.

El género define los usos posibles de la palabra “gaucho”: dice qué es un gaucho, cuándo es legal, cuándo ilegal, cuando es “bueno”, cuándo “malo”, y todo esto lo dice en la voz misma del gaucho. Por eso Ludmer propone la siguiente fórmula: el género gauchesco es el uso de la voz del gaucho para definir la palabra “gaucho”.



La sextina hernandiana.

La forma métrica de las estrofas del Martín Fierro es la sextina (conjunto de seis versos). Los versos son octosílabos, lo que refuerza el carácter popular del poema. Se dice que “hablamos en octosílabos”, es decir, que el octosílabo es el metro que mejor imita el habla española. Además, esta forma ofrece las mejores posibilidades para reproducir el habla gaucha, con su falta de enlaces lógicos, su desconocimiento de las reglas gramaticales y otros rasgos a los que el mismo Hernández se refiere en sus prólogos.

La forma del poema es el contenido mismo: si lo esencial del género gauchesco es el uso de la voz del gaucho, se busca la forma métrica que mejor consiga imitarla.

Esta métrica permite además que el poema se cante con el acompañamiento de la guitarra. Tal como puede comprobarse desde el primer verso del poema, el canto es esencial en el Martín Fierro.

Hernández introduce una novedad en la sextina tradicional, que constituye un verdadero hallazgo. Se trata de dejar el primer verso de la estrofa “blanco” o “libre”, es decir, sin rima. Esto permite, por un lado, que se realce el carácter narrativo del poema –la ilación de una estrofa con otra-, y por otro, que cada sextina se pueda leer separadamente como una unidad autónoma.

Otra novedad de la sextina hernandiana es la rima del tipo: A BB CC B.

Hernández le da a la sextina una estructura particular: los dos primeros versos presentan el tema, los dos versos centrales lo desarrollan, y los dos versos finales dan la conclusión o cierre. Este dístico final tiene, en general, un carácter de máxima o sentencia, que resuena con fuerza en la memoria del lector. Obsérvese, como ejemplo, la siguiente sextina:

Yo nunca me he de entregar

a los brazos de la muerte;

arrastro mi triste suerte

paso a paso y como pueda,

que donde el débil se queda

se suele escapar el juerte.

(Ida, vv. 1729 -1734)

La originalidad en la forma métrica del Martín Fierro le ha valido el nombre de “sextina hernandiana”, que designa las novedades introducidas por su autor.

Bibliografía:

· Cano, F. y Roich, P. (coord.). L3. Lengua y literatura Polimodal. Tinta Fresca, Bs. As., 2006.

· Hernández, José. Martín Fierro. Edición crítica de Élida Lois y Ángel Núñez, Colección Archivos, París, 2001.

Ludmer, Josefina. El género gauchesco. Un tratado sobre la patria. Perfil Libros, Bs. As., 2000.

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